jueves, 19 de agosto de 2010

Basura mental

I

En el andén hay al menos 100 personas esperando que el tren llegue a la estación. Mientras pienso esto pienso también cuántos relatos empiezan con "En el andén" y a la vez pienso qué estará pensando el chico alto que está parado al lado mío con un traje bastante arrugado y un gorrito de lana en la cabeza. Se ve que el chico piensa lo mismo porque me mira de la misma manera en que yo lo miro a él. Mientras pienso esto, lo de la cantidad de gente en el andén, lo de los relatos, lo del chico pienso también que llego tarde a la reunión y que todo sería más fácil si tuviera un caramelo ácido en algún lugar de mi mochila. Recuerdo que tengo, en algún lugar de mi mochila, un caramelo ácido. Llega el tren. El chico alto de traje arrugado y gorrito de lana me deja pasar y yo siento que soy la mujer más afortunada del mundo y me río. El se ríe y yo me vuelvo a reír pero ahora más de verdad porque soy la mujer más afortunada del mundo por partida doble: me dejan pasar primero al tren, lo que me salva de perder mis piernas en un accidente trágico, y logro que mi salvador sonría. Me vuelvo a reír pero esta vez de otra manera porque no puedo creer que sea tan estúpida y que me enamore de todo con la misma facilidad con la que me desenamoro.

II

El tren arranca y el chico alto de traje arrugado y gorrito de lana es mi guardaespaldas. Se me ocurre pensar que con lo que sea que sentimos está hecho de engranajes de monedas de dos caras o más que nos permiten la simultaneidad increíble pero real de sentimientos antagónicos. Pienso en mi mejor amiga y en su mamá que está volviendo hecha cenizas en un avión desde París y también en un argumento convincente para evitar que me cobren una multa por viajar en tren sin boleto. Me importa tres carajos la multa pero me emociona la posibilidad inmediata de pelearme con alguien. Pienso que voy a decirle al gorila que me pide el boleto que si quiere que me lleve presa pero que yo la multa no se la pago, que esperé veinte minutos para sacar el boleto, que dejé pasar dos trenes y que si TBA no quiere contratar más personal no es culpa mía ni suya, pero menos mía. Me voy a quedar parada enfrente del guarda, diciéndole que no tengo problema en pagar el boleto de Villa Urquiza a Carranza, que es lo que hubiera hecho, pero que de ninguna manera pago la multa y que como le decía que me lleve presa si le parece pero que antes me deje llamar a mi vieja para que esté al tanto de la situación por si me pasa algo en el camino. Llego a mi estación, no hay nadie controlando. Me quedo con las ganas de exigirle justicia o piedad al hijo de puta que hizo que la mamá de mi mejor amiga esté volviendo hecha cenizas en un avión desde París.

III

Mientras camino hasta el subte pienso que estoy un poco cansada de pensar y también que no sé en qué momento perdí de vista al chico alto con el traje bastante arrugado y un gorrito de lana en la cabeza.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

tu basura mental es grosa

Anónimo dijo...

me emociona...

Victoria Gandini dijo...

La gente olvidó sus nombres

Anónimo dijo...

me gusta vic, todo un poco mezclado, ta bueno
Lau

Anónimo dijo...

La ídea es buena...pero no te quedes en eso...