domingo, 24 de enero de 2010

Siempre me gustó caminar por el parque acompañada de algún perro imaginario. A veces mi perro corre a las palomas y yo le silbo, para que venga, y no mate a las palomas. El las corre, y nunca las alcanza, pero yo igual le silbo porque puede ser que un día las alcance. A veces pasa que uno alcanza lo que nunca había alcanzado. Cuando necesitamos más compañía le pedimos a Carlos, el vecino imaginario, que nos acompañe. Y a veces, cuando no está escribiendo o cansado de no dormir, nos acompaña. A mi perro imaginario le gusta que venga Carlos, el vecino imaginario, porque Carlos corre con él. Y entonces yo les silbo a los dos, para que vengan, y no maten a las palomas. En el parque a veces hay un vendedor, que no es imaginario. Es de realidad. De una realidad que no es imaginaria. Porque hay realidades que son imaginarias. Bueno. El vendedor vende manzanitas acarameladas con pochoclo. Y yo, cuando estoy con Carlos, compro dos. Y las comemos. Una de verdad y la otra de imaginario. Las manzanas son lindas de ver pero feas de comer. Los pochoclos no son lindos, pero son ricos. Y el caramelo también. Y hace un ruidito cuando lo mordés. A Carlos morder el caramelo le hace doler los dientes, que son imaginarios, pero el dolor es de verdad. Porque el dolor siempre es de verdad. Cuando llueve nos gusta lo mismo ir a caminar por el parque, y mirar los globitos que se forman en el lago cuando las gotas chocan con el agua. Yo siempre pensé que en cada globito había un mundo imaginario. En miniatura. Y que en ese mundo habría parques, con personas, con perros imaginarios, y vecinos imaginarios, y manzanas acarameladas con pochoclo que hacen doler los dientes cuando las mordés. Pero esos mundos son menos imaginarios que mi perro imaginario, o que Carlos, mi vecino imaginario, porque sólo existen cuando llueve. Y lo imaginario cuanto más existe, cuantas más veces, menos imaginario. Bueno. A mí siempre me gustó caminar por el parque, porque aunque esté sola de verdad el parque guarda las presencias de todos los que lo caminan. Por eso voy seguido.

3 comentarios:

Mikel dijo...

muy lindo.
hay mucha verdad en lo de que lo imaginario cuanto más existe, cuantas más veces, cuantas más personas, eso lo agregué yo, menos imaginario. me hace pensar en algunas cosas.

Mateo dijo...

Para no tener alas, tenes bastante vuelo y sos bastante avispada.

Cla dijo...

Muy bueno, che!!! me gusto mucho!!