viernes, 29 de enero de 2010

Hora de irnos

Nosotros sabemos cuándo es mejor quedarse, o cuándo es mejor irse. Lo que hacemos siempre es quedarnos un poco quietos entre la gente, sea en un salón o en la cancha o en la plaza o en el cine o en la calle o en cualquier lugar. Nos quedamos un poco quietos, un poco alrededor de las cabezas de la gente. Y esperamos. Sentimos muchas cosas. Cosas que son muy distintas. Sentimos cómo nos quieren lejos o cómo la gente se olvida de nosotros. Nosotros, el problema que tenemos, es que nunca terminamos de saber qué somos. Porque los deseos se parecen mucho a los caprichos, a veces. Nosotros siempre estuvimos convencidos de que éramos deseos. Y así íbamos. Sabíamos qué hacer. Pero una vez, un tipo nos dijo que no. Que en realidad éramos caprichos. Y nosotros ahora no sabemos qué creer, porque en realidad nunca tuvimos que creer en nada. Siempre fue al revés. La gente es la que cree en nosotros. Nos crea y nos cree. Pero ahora todo está un poco más confuso. Igual, seguimos sabiendo cuándo es hora de irnos. Es fácil darse cuenta cuando alguien ya no nos cree, es decir, ya no cree en nosotros. Es fácil porque solamente pueden pasar dos cosas que se notan muchísimo. La cosa uno es que la gente deje de creer en todos los deseos, y entonces ahí se vuelve metódica hasta para sacarse los mocos de la nariz y nunca más pifia. En nada. Porque no elige nada y andá a equivocarte si nunca elegís nada. La cosa dos que pasa es que la gente abandona un deseo o un capricho por otro deseo o por otro capricho. Eso pasa todo el tiempo. La cosa uno casi no pasa porque la gente siempre anda deseando cosas. Hasta morirse desea, o se encapricha, da lo mismo. Entonces eso es lo bueno. Que sabemos irnos a calentar otras cabezas. Como somos deseos o caprichos nunca nos encaprichamos con nada. Somos bien libres en ese sentido. Nos vamos sin sufrir y desconocemos el abandono. Cuando dejan de querernos lo que pasa solamente es que somos más libres. Eso es bien distinto a lo que siente la gente cuando dejan de quererla, porque claro, la gente desea o se encapricha y además, no sabe cuándo irse.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

esa frase cuando dejan de querenos es que somos mas libres, es excepcional. Y la idea de los caprichos y los deseos ¿de dònde sacàs esas cosas? Es buenisimo. LA

Anónimo dijo...

Pero mirá que eso es lo que piensan los deseos eh, no es lo que le pasa a las personas. O al menos así lo veo yo

Victoria dijo...

Tengo a Guillermo Nimo de visita en el blog.

Anónimo dijo...

"La única diferencia entre un capricho y una pasión eterna es que el capricho suele durar un poco más."

(Oscar Wilde)