martes, 29 de diciembre de 2009

Romanos

/ VI /

/ 1 2 3 4 perdí una uña en la batalla de los coles pero gané un ojo ácido / se lo saqué a la gobernanta de los días cortos y se lo dí a un ciego que vivía en el ático de ideas / le abrí su mano y lo puse en el medio de la palma / le cerré la mano y se la apoyé en el corazón / giré sobre mis talones y volví a donde nunca había estado para terminar de comer las semillas tostadas de girasol /


III

si estiraras tu brazo de mujer le sacarías el ojo al cíclope y tedrías que tragártelo sin masticar con un vasito de miel de ganso. No sabría decirte qué pasaría luego si alguien encontrara el reloj de arena en tu estómago. Ya medio oxidado. Ya. O ayer. Y tendrías que vivir sabiendo que dejaste a alguien sin poder llorar.

II

del girasol saltan los túneles de sinsentido y se hunden en la boca entreabierta de la impaciencia que traga con un poco de miga de pan todo lo que falta para que algo alcance y se vuelva la marea roída una calma chicha de santiago y los 45 grados se abaniquen hasta secarse las gotas de siesta que chorrean unos ojos de burro ladrón


I

Despacio.
El segundo se acomoda sin rumbo entre los dedos de la mano
y tu cañón dispara al último rincón de mi risa
hay hambre en tus hombros de tres decenas y media de años
hay caracoles que hormiguean y hormiguean lejos de mi sombra

El punto llega tarde a la pausa de la voz donde alquilaban fe
Alquilaban barato, la fe, la alquilaban.

Despacio

La alquilaban

Barato

Fue el decimotercer espejo a estrellarse en el puesto donde barato alquilaban. Y las hormigas llegaron para llevarse los restos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

gratedre, 15 dias despues de su nacimiento se entendio su destino. su madre fatigada, el peso de noches sin dormir que la aplastan contra el corazon de su hija. nada puede frenar la busqueda de lo que alivia, la muerte primogenita para salvar lo que queda del ancestro.