sábado, 5 de septiembre de 2009

El almuerzo


Es la hora del almuerzo. Una hora que como todas las otras no existe con exactitud. Pero es universalmente el tiempo de reunión alrededor de una mesa que siempre nos quedó chica. Los espacios con bordes ordenan a las personas y nosotros somos ahora personas ordenadas. Nuestros bordes son el tiempo y el hambre infinitos, y el infinito está hecho de hambre y de tiempo.
Somos varios alrededor de la mesa. Sentados parados escondidos ladeados inclinados perreados y humanos, también. Somos destinados al hambre del que no tiene alma. Pero somos eternos, una vez más. Somos pero no estamos. Estar, significa el tiempo. Ser, significa lo inasible de un deseo hecho de pensamientos vastos.
Somos una familia. Lo somos porque así lo dispuso el Artista, pero no lo éramos antes de serlo. Somos una familia con dos madres y tres padres y algunos hijos que son padres y madres y un abuelo que no teme mirar de frente. Los años proveen de cierta actitud que se confunde con la determinación pero que es en realidad la ausencia del miedo del que ya no espera. Yo espero todavía, y por eso temo mirar de frente. Temo que lo que espero finalmente llegue.
En este almuerzo los platos estarán siempre vacíos y la fuente siempre llena. Los ojos mirarán siempre donde nadie los vea y ese gallo que ustedes ven en el piso nunca cacareará. Todos parecemos quietos. Detenidos en el almuerzo. Pero la procesión va por dentro. Y cuando el tiempo termine como todo termina, la cena estará servida.

7 comentarios:

Tomás Élé dijo...

Muy interesante. ¿Será acaso la voz de la muchacha del vestido a lunares?

La captura de un instante que se prolonga en palabras.

Muy bueno,

Saludos!

Victoria dijo...

Yo creí que el que hablaba era uno de los hombres de la mesa, pero ahora que lo decís es bastante probable que sea la muchacha del vestido de lunares.

Boy dijo...

victoria, insisto en que escribas más seguido porque me gusta leerlo pero también porque se acumula demasiada intensidad y creo que si escribieras todos los días lo harías con más fluidez e irresponsabilidad. quizas me esté hablndo a mi mismo, es mas facil dar consejos que hacer las cosas uno.
vi un parentezco entre lo que decis de los viejos y mi post de sectas de hace unos meses.
lo leiste?
bueno, me encantó... tirá la chancleta y hace uno de estos por día.
beso
papaf

Victoria dijo...

Gracias por el comentario Boy. Sí leí tu post de los viejos, y sí me hizo pensar un par de cosas.
Las chancletas las guardé vaya uno a saber donde pero en cuanto las encuentre...

Mikel dijo...

Coincido en que la autora habría de escribir más, no había pensado en lo que dice Boy; el argumento es bastante convincente. Sí había pensado que la autora habría de escribir más.

También me hiciste acordar en este texto un poco a Boy, nada así de específico, pero esa manera de llenar el vacío con profundidad y (voy a decirlo) filosofía, sin que suene pretencioso o pomposo, es algo que quizá compartan.

Gracias por tu comentario. Quizá un agradecimiento no sea lo más adecuado porque lo único que hice fue tener una cámara.

Saludos

Anónimo dijo...

dale!
más!
consuetudinariamente

no importa la calidad sino la cantidad (invariablemente la calidad shall follow like the night follows the day - lo dijo w shakespeare)

pf

Anónimo dijo...

eso! consuetudinariamente